Siempre he tenido un miedo exagerado a ser sumergido completamente en agua. No que no sepa nadar o algo parecido; mi padre me hizo aprender. Dijo que casi muero ahogado cuando era muy pequeño.
Tengo miedo de ello porque, desde que puedo recordar, siempre que estoy bajo el agua y volteo hacia la superficie veo a una mujer inclinándose hacia mí, con una cálida sonrisa, un brillante cabello dorado y ojos color azul oscuro. Incluso si estoy en una bañera. Se ha hecho normal para mí, pero aún no he podido acostumbrarme.
Nunca lo discutí con mi papá de niño, pero sí le pregunté acerca de mi madre. Él se mostraba muy reservado con el tema, a veces hasta se enojaba conmigo por insistir demasiado. Fue sólo hasta hace unas semanas que le describí esta aparición. Por poco y chocamos contra una cabina telefónica; obviamente sabía algo al respecto. Le pregunté, de nuevo, acerca de mi madre. Todavía no me diría mucho, excepto que murió cuando yo era muy joven, y que me amaba. También admitió que su cabello y ojos eran de esos colores, como los míos.
Así que hice un poco de investigación por mi cuenta, obteniendo su nombre de mi partida de nacimiento y buscando cualquier referencia que pudiera, cualquier noticia sobre un niño casi ahogándose, cualquier cosa. En su mayoría quería una fotografía, algo que pudiera comparar con mi ángel guardián.
Hoy, escondido en nuestra biblioteca local, lo encontré.
WINCHESTER: María Blanco, 28, perdió la vida ahogada ayer por la noche tras saltarse una cerca de alambre y escapar hacia un embalse cercano. Un funeral ha sido planificado por la familia para el veinticinco. María fue recluida desde hace seis meses luego de haber sido encontrada «inocente» de intento de asesinato argumentando demencia. Su esposo, Daniel Blanco, había actuado con la suficiente rapidez para salvar a su hijo cuando la encontró tratando de ahogarlo en su bañera.
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