Todavía
no hay mensajes en mi teléfono.
Suponía
que él no me llamaría después de todo. No puedo culparlo, quizá
me vi un poco desesperada anoche. Me había fijado en él desde antes
que él me notara. Su brillante cabello negro y sus preciosos y poco
naturales ojos azules. Seguro que yo no era la única mirando. Sus
movimientos eran elegantes, pero de una manera masculina. Y su
sonrisa, ¡su sonrisa!
Moriría
por esa sonrisa.
Sigue
sin haber mensajes…
Pensé
en llamarle, quizás disculparme por ser tan “aventada” anoche.
Soy una cobarde, lo sé, pero no me atrevo a marcar su número.
Además, el prometió en contactarme cuando esté listo.
Así
que esperaré, paciente.
Yo
sé que podría pasar casualmente por su casa. Sólo para ver si está
allí. Quizás salió. Eso explicaría por qué no ha podido llamarme
aún. Sólo vive a media hora. Seguro es tímido y tiene miedo de
llamarme. Tontito, voy a tener que ir con él para decirle que no
tiene por qué estar asustado. No me importa si necesita tiempo.
Él
vive en un lugar bastante alejado en las afueras del pueblo. Puedo
escuchar a las ovejas en los establos, mientras me acerco. Mi corazón
se acelera cuando veo luces brillando dentro la casa. Debe estar
allí, él me dijo que sus padres estarían fuera el fin de semana.
Lo dejaron cuidando las ovejas por estos días. Pobrecito, debe ser
un trabajo duro. Probablemente ha estado muy ocupado para llamarme.
Tendré que quedarme aquí hasta que sus padres regresen y lo ayuden
a cuidar estas ovejas.
Toco
la puerta, pero él no responde. Probablemente se quedó dormido. El
pensar en su hermosa cara, más suave por el sueño, me hace sonreír.
Trato de abrir la puerta; está abierta. Rara vez hay crímenes por
estos lugares, así que supongo que no es necesario cerrar con llave.
Entro calladamente en la casa. ¡Quiero sorprenderlo! Me detengo con
cada rechinido del piso de madera mientras me adentro en la casa, y
subo las escaleras lentamente. Finalmente llego a su recámara, y,
con cuidado, abro la puerta.
Allí
está el, como lo supuse. Enciendo la luz de su escritorio para poder
ver su cara. Sus hermosos ojos azules están abiertos, mirando hacia
el espacio, y toda su cara es un desastre sangriento. La piel de sus
cachetes ha sido removida por completo, y esta colgando de su cabeza.
No tiene tampoco las uñas de sus manos, las cuales están arregladas
cuidadosamente a su lado. En su pecho, hay un mensaje grabado en su
piel.
Lo
veo, con mis manos cubriendo mi boca.
Está
exactamente como lo dejé ayer. Debe haber estado tan cansado, que ha
dormido todo el día.
¡Qué
lindo!
Suavemente,
le doy un beso en su frente, asegurándome de no despertarlo.
Entonces escribo otro mensaje debajo del que está en su pecho,
haciéndole saber que estaré aquí cuando me necesite.
Abandono
el cuarto, y me dirijo hacia afuera. Creo que es hora de que las
ovejas duerman también. Y mañana, conoceré a sus padres. ¡Estoy
segura de que me amaran también!
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