“Papi, tuve una pesadilla!”. Te tallas los ojos, y los abres lentamente. Tu reloj brilla con letras rojas. Son las 3:58.
“Quieres subirte a la cama y contarme tu sueño, pequeña?”
“No, papi”.
Lo extraño de la situación te despierta mas. Te despierta completamente. Apena puedes distinguir la forma pálida de tu hija en la obscuridad de tu cuarto.
“Porque no cariño?”
“Porque en mi sueño, cuando te platicaba sobre mi sueño, la cosa que estaba vistiendo la piel de mami, se sentó”. Por un momento, te sientes paralizado; No puedes quitar la vista de los ojos de tu hija. De repente, las cobijas detrás de ti, comienzan a moverse.
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